lunes, 11 de julio de 2011

Parque Natural Protegido Monte Alen


La plantación de piñas













Monte Alen era visita obligada y muy deseada desde el principio de nuestra estancia en Guinea Ecuatorial. No ha podido ser antes por diversos motivos, pero hoy por fin hemos podido realizar  una caminata por este lugar.
Monte Alen es un Parque Natural Protegido y es uno de los rincones selváticos más virgenes del mundo donde las visitas son muy escasas.

Una de la entradas al Parque

Estamos en época de sequía y llevamos más de un mes sin que caiga ni una sola gota, pero ayer domingo (día de la reserva de nuestra visita al Parque)  se levantó el día lluvioso y dimos por concluida nuestra excursión. No obstante decidí hacer una llamadita a ECOFAC para anular nuestra salida y nos aconsejaron que fuésemos ya que el día iba a mejorar y además supimos después que nuestra presencia con el correspondiente pago de la entrada al Parque vendría muy bien para mantener a algunas familias de Moka ya que hace ya un par de años que les han dejado de pasar subvenciones y les resulta muy difícil sobrevivir sin esas ayudas.

Uno de los ríos a cruzar

Al final llegamos a Moka sobre las doce del medio día y aunque con retraso porque nuestra idea era llegar a primera hora del día para poder ver la fauna del lugar, pudimos darnos una caminata de un par de horas. Nuestro guía se llama Baltasar, aunque Amaya no paraba de llamarle Salvador una y otra vez. Iba vestido con una camisa de camuflaje, un pantalón oscuro, unas buenas pero viejas botas para adentrarse entre la maleza y un machete bien afilado para cortar parte de ramas que se interponían en nuestro camino.

Paseando

Nuestro temor o al menos el mío, era tener que penetrar en una selva densa con el consiguiente peligro de pisar algo que no viésemos. Pero al principio se veía un camino bien perfilado y según íbamos penetrando se iba haciendo más denso y con una muy alta humedad, pero sintiendo una seguridad total siguiendo los pasos de nuestro guía.

Dentro del Parque

Después de un buen tramo hicimos una parada para hacer un descanso y echar un trago de agua que falta nos hacía. Era todo un placer escuchar los sonidos de la naturaleza, uno se siente especialmente bien por encontrarse en este lugar, disfrutando de algo que no está al alcance todos los días.

A veces abunda la flora

En este sitio hay muchos tipos de primates como chimpancés y gorilas, pero no era hora de encontrarlos allí, pero si pudimos ver distintas clases de bichos raros como una araña de patas largas y finas literalmente volando por encima de nuestras cabezas, mariposas de mil colores y mil pies de un tamaño considerable.
Tuvimos que cruzar dos veces el río por encima de un tronco y aunque no era muy profundo temíamos por un resbalón y caer con el equipo al fangoso agua que se desplazaba lentamente por un estrecho cauce.

Con los calcetines por encima de los pantalones

Por momentos uno se encuentra rodeado de tanta maleza y con sensaciones muy gratificantes, es una experiencia inolvidable y que con mucho gusto repetiría tantas veces como haga falta. Después de unos cuatro kilómetros recorridos hicimos otra parada con sentada incluida ya fuera del parque al borde de la carretera para luego seguir la marcha hasta el pueblo de Moka.

Obsevando las cimas de los árboles

Una vez en el pueblo paramos a comer un poco de jamón IBÉRICO y queso que llevamos de casa, Baltasar nos acompaño en la comida y luego fuimos a echar un vistazo al Hotel que se encuentra en una de las laderas del Parque. Un lugar bonito y acogedor donde poder pernoctar algunas noches para salir de madrugada a recorrer los rincones de este fabuloso lugar.

Vegetación extrema

Otra sorpresa que nos hemos llevado es que Baltasar nos ha llevado a su plantación de piñas, otra vez nos ha costado cruzar el río, pero nos hemos traído cuatro o cinco piñas la mar de ricas, nos ha abierto una in situ y el placer que supone comer la más sabrosa piña reconocida en el mundo entero no tiene precio, las demás nos las comeremos en casa tranquilamente.

Alguna dificultad en el camino

Después fuimos a su casa a dejarlo y ya de paso para conocer a sus hijos. Intercambio de risas, fotos y de alguna cosita más que llevábamos puesta con el consiguiente despido amistoso de todos los niños como si nos conociéramos de toda la vida.

La familia de Baltasar

Quiero darle las gracias a Don Jesús, Director del Parque, por su trato tan agradable y por permitirnos asistir en octubre al desove de las tortugas marinas, a Alí por ser tan profesional en su trabajo, a su esposa por recibirnos, a Baltasar por mostrarnos tan maravilloso lugar y sus hijos por compartir una sonrisa.

3 comentarios:

  1. Ha merecido la pena esperar para esta estupenda crónica.
    Que preciosa excursión y si en octubre podéis ver el desove de las tortugas...una pasada.
    Un beso muy grande para los dos.

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  2. Guayyyyy, me mola este super paseo, casi que no hay verde, seguro que la piña in situ es un espectáculo de sabor y con ese entorno, lo mismo hasta deja el ibérico en no muy buen lugar....aunque el ibérico tira.
    Salir de madrugada por esas tierra, lo mismo te encuentras con algo muy, muy grande y quizás hasta salvaje ¡¡¡OJITO compañeros!! a ver si ahora vais a ser ibérico para algún bicho.
    Saludos, abrazos y besos varios.
    PD. seguir disfrutando

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  3. Estimados amigos ,por lo que mis ojos ven en vuestras misivas se os ve ......DE PUTA MADRE...nos alegramos mucho cada vez que colocais algo pa saber de vootros.Tais mu guapos y estoy haciendo una carpeta con todas las afotos que mandais.Pero venir pronto que se os hecha de menos.UN BESAZO DE ESTA VUESTRA FAMILI

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